tras aquel cristal marcado con tu beso,
la lluvia, como un presagio,
descendió agonizante hasta hendirse
en las grietas ajadas de la tierra.
Aquel orvallo frente a tus ojos
dejaba fluir el rumor del final.
¡…que se acaba el cariño!
enunciábamos, y era cierto,
el último se gastó con aquel beso.
De tanto querernos se rompió el amor,
se seccionó en mil pedazos doloridos
y ahora sufrimos su efecto.
©Adolfo Caballero Guirado
Nota: la foto fue tomada de internet.
Poema Mención de honor en el concurso de Poesía 2010
"La casa de los poetas"